La economía mundial actual está caracterizada por una gran complejidad y dinamismo, así como por una creciente internacionalización. La fuerza laboral es cada vez más diversa. El incremento del promedio de vida activa de las personas, el acceso generalizado de las mujeres al mercado del trabajo con altos niveles de cualificación y poder de compra o las migraciones masivas son factores que contribuyen al fomento de la diversidad generacional, sexual, nacional, racial, de género... Las diversidades que conforman los escenarios son más evidentes mientras mayor es el uso y el alcance de las comunicaciones y mayor es la relación económica y social que se establece entre instituciones, empresas y personas en todo el mundo. Hoy todo agente del entorno es global, aunque opere sólo a nivel local interactúa con países, regiones, corporaciones públicas y privadas de todo el mundo de forma directa o indirecta. Esto imprime un profundo cambio en el estilo y las estrategias que deben asumir las organizaciones.


Hoy el desarrollo sostenible de las organizaciones dependerá de su capacidad para gestionar su recurso más valioso: las personas. El elemento crítico indiscutible en los nuevos entornos es el talento humano. Y serán líderes aquellas entidades que integren a sus personas no sólo como un “recurso”, sino con el criterio de potenciar a su más valioso “poder”, el Humano, con su infinito y diverso potencial.
Por ello, muchas son ya las voces que proclaman la necesidad de un nuevo concepto sobre la vida, la economía y las organizaciones, y muchas son ya las personas que desde distintos espacios privados y públicos trabajamos por su creación. Las organizaciones vuelven su atención hacia el ‘capital intelectual’ y su ‘inteligencia emocional’ en busca de nuevas soluciones para aumentar la eficacia, la competitividad y la innovación necesaria para mantener posiciones de liderazgo en un entrono globalizado, al tiempo que se ha de cumplir con la responsabilidad social.


Asistimos a un profundo cambio de ideas y valores. Desde la economía y el ámbito empresarial prestigiosos profesionales abogan por la urgencia de dar a cada ser humano la posibilidad de desarrollar todo su talento, se publican libros y se realizan congresos sobre la importancia de la felicidad del personal en las organizaciones. Por otro lado, desde el ámbito de la psicología, la filosofía oriental y occidental y la física cuántica, se alude al poder infinito de la consciencia humana y al sentido de unidad e interconexión existente. Como sostenía Einstein, el mundo es producto de nuestra manera de pensar. Una mente positiva bien enfocada es capaz de lograr infinitas posibilidades...


Por tanto, si nuestra mente es tan poderosa ¿cómo es posible que estemos creando un mundo de carencia, dolor y crisis? ¿Cómo es posible que sigamos teniendo prejuicios hacia lo diferente siendo como somos una unidad interrelacionada? La programación mental de las personas se crea a muy temprana edad a partir de los mensajes recibidos y experiencias tempranas. Tristemente las creencias sociales sobre las que se sustenta nuestra sociedad están teñidas de ciertos “tintes” que nos llevan a olvidar nuestro poderío y talento y a sentir mucho miedo tanto por expresar nuestra diversidad como por aceptar la de otros/as. Creamos nuestra realidad desde una programación mental desempoderada, olvidando nuestra propia diversidad al tratar de imitar modelos imperantes a cambio de reconocimiento y valoración. Además, se produce el rechazo hacia quienes no cumplen el modelo hegemónico (basado en variables de diversidad de clase, etnia, sexo, género, diversidad funcional, edad...)


Hoy por hoy la necesidad del cambio corporativo hacia valores y políticas que incluyan la diversidad es una evidencia. Las organizaciones podrán cumplir con su misión y objetivos solo si gestionan la diversidad. La empresa que opere con esta visión y política corporativa será rentable y eficaz, e implantará políticas de responsabilidad social, muy valoradas por la ciudadanía, porque ya forman parte de  su filosofía. La gestión de la diversidad es un imperativo institucional y empresarial que todo agente del entorno debe incluir en su estrategia organizacional y operativa para mantener una posición sostenible y de liderazgo en los escenarios de la nueva era.


Las estructuras sociales y organizacionales, sus normas y valores (lo externo) son creados por las creencias (lo interno) de las personas que las componen, tanto personal directivo y sindical como de plantilla. Por ello, el primer paso en la instauración de un plan o programas de gestión de diversidad es transformar las creencias de las personas que forman parte de la organización. Son las creencias sociales sobre las que se basa la construcción de las subjetividades de mujeres y hombres, la base de la reproducción de modelos de gestión y trabajo que provocan escasa adaptación a la realidad actual y una gran pérdida de talento.


Es ahí donde actúa el coaching para el empoderamiento personal y organizacional, el cual trata de transformar la socieconomía y las organizaciones desde lo individual, desde las personas. Para gestionar la diversidad y potenciar su inclusión en una organización es condición indispensable reconocerla y aceptarla en el propio Ser, en uno/a mismo/a; así como en las otras personas y entornos. El coaching y el empoderamiento se convierten en estrategias clave para lograr que las personas de una organización puedan superar las tradicionales barreras que han impedido que desarrollen todo su potencial creador, eliminando también los prejuicios que impiden la aceptación de la diferencia interna y externa. Las personas conectan con su propio “poderío” y potencial, limando el miedo y la creencia en la separación y la diferencia que discrimina y desempodera, logrando así la plena participación de todas las personas en todos los espacios. La potenciación de un ser humano empoderado, consciente y unido es la clave del futuro.

 

Por Maite Sarrió.

Doctora en Psicología. Terapeuta, coach, consultora y docente. Creadora de INFINITA, Consultora de Género y Diversidad y autora del Blog “Creas lo que Crees” en El País.