Sería interminable la relación de todas aquellas “grandes ideas” que alguna vez cambiaron  el rumbo de una empresa, o de todo un sector económico, para situarlos en la mejor dirección para la conquista de sus objetivos. Estas “grandes ideas” son el fruto del talento creativo de las personas y los equipos en que se integran dichas personas. Podemos considerar, por tanto, que la creatividad es el ingrediente imprescindible para generar innovación, competitividad y éxito dentro del mundo de la empresa. Por lo tanto, se convierte en un bien preciado que cualquier empresa debería tratar de incorporar, retener y estimular de forma prioritaria.

Aunque existen diversos estudios que analizan la influencia de la educación sobre la capacidad creativa, desde hace algún tiempo un nuevo factor se impone como básico para entender qué elementos influyen sobre la creatividad. Este nuevo factor determinante es la cultura. En una sociedad global, dominada por empresas y organizaciones multinacionales y multiculturales, es absolutamente necesario comprender y gestionar la variable cultural para poder tener acceso y aprovechamiento de la creatividad.

El Proyecto CREATIVE (Creativity across cultures), financiado por la Unión Europea y dirigido por la Universidad Otto Friedrich (Bamberg, Alemania), es una experiencia pionera que trata de desentrañar el papel que cumplen las variables relativas a la cultura (en una sociedad multicultural) sobre los procesos que generan la creatividad.