Matarromera cuenta con personal de diferente procedencia en su plantilla y con un perfil de clientes muy variado debido a su presencia en mercados internacionales, ¿cuál es el valor que esta diversidad aporta a la empresa?

En una empresa, como en la vida, 4 ojos ven más que dos. Y si esos 4 ojos proceden de distintos lugares, esa experiencia no puede ser más que positiva. En Matarromera trabajan personas de diferentes nacionalidades (españoles, estadounidenses, chinos, ucranianos, rusos, búlgaros, rumanos…), cada uno con un grado de responsabilidad diferente en función del departamento y el cargo que ocupan. Lo que es evidente es que cada uno, en su medida, aporta y hace sumar a la empresa.

¿Que impulsó a su empresa a abrirse a nuevas formas de gestión de personal basadas en la diversidad?

A la hora de incorporar personal se buscan perfiles muy distintos para según qué departamentos. No es lo mismo un norteamericano que va a trabajar sobre el terreno en Nueva York que alguien que se desenvuelve en el mercado oriental, o de Europa del Este. Nuestra primera parada a la hora de incorporar gente nueva a la compañía es tirar siempre de quienes tenemos cerca, de nuestros pueblos y lugares de actividad, pero en ocasiones no es fácil por el grado de exigencia o de especialización requeridos. Por ello, esa diversidad cultural, idiomática y laboral es necesaria y muy positiva.

¿Qué beneficios a nivel económico, de imagen… supone para su empresa la contratación y valoración de personal diverso en su plantilla?

Esas incorporaciones de todo tipo de personal no pueden traducirse en una valoración económica concreta. No podemos caer en el error de convertir en dinero absolutamente todo, porque seguramente no sería justo. Lo que está claro es que esa pluralidad de personal aporta a la empresa un valor añadido muy importante en cuanto a diversificación y cualificación.

¿Podría contar alguna experiencia positiva relacionada con la gestión de la diversidad  cultural?

Evidentemente, una persona de nacionalidad china, o ucraniana o norteamericana siempre va a empatizar en mayor medida o con mayor efectividad con personas próximas culturamente hablando, este hecho es una realidad a tener en cuenta para trabajar en el mercado internacional. El caso más reciente lo tuvimos, hace unas semanas, en Florida. Sin la presencia de nuestra compañera de nacionalidad estadounidense, es posible que muchas reuniones y conversaciones recientes mantenidas no hubieran sido posibles.